viernes, 29 de abril de 2011

ABSORCION INTESTINAL

Se entiende como tal el paso de las sustancias alimenticias desde el lumen del tubo digestivo (que es en realidad para del medio externo), a través de la mucosa a la sangre circulante, al espacio intersticial y a la célula, o sea, a nuestro medio interno. La velocidad de absorción depende del tamaño molecular, de la hidrosolubilidad y de la carga eléctrica de los alimentos absorbidos.
Salvo el caso de algunos fármacos (adrenalina,, nitroglicerina, etc.), no existe absorción a nivel bucal.
En el estómago la absorción es insignificante excepto al alcohol que, en presencia de CO2, se absorbe rápidamente y en volúmenes relativamente grandes.
La absorción se realiza casi en su totalidad en el intestino delgado. El gran número de vellosidades aumenta la superficie de la mucosa intestinal, lo que facilita la absorción. Por el centro de cada vellosidad corrí un vaso linfático rodeado por una arteria y una vena. La arteria da origen a una red capilar que desemboca en la vena central (Fig. 73). Las venas centrales de
las diferentes vellosidades confluyen para desembocar finalmente en la vena porta.
El vaso linfático central de la vellosidad lleva las sustancias absorbidas a través del conducto torácico, a la circulación general. Estas sustancias llegan a los tejidos, sin previo paso por el hígado.
Las vellosidades están, durante el paso de los alimentos, en movimiento constante. Sin embargo, ni estos movimientos, ni la gran superficie de la mucosa intestinal con la cual los alimentos están en contacto, explican satisfactoriamente ni la gran velocidad, ni la selectividad con que se absorben los diversos materiales.
Las células epiteliales del intestino poseen, como todas las células del organismo, una membrana limitante formada por dos capas proteicas entre las cuales hay una sustancia fosfolipídica.
Las sustancias que pasan del lumen intestinal a la sangre y/o a la linfa, atraviesan por consiguiente las siguientes capas:
1. La capa proteica externa de la membrana celular.2. La sustancia fosfolipídica que se encuentra entre 1 y 3.3. La capa proteica interna de la membrana celular.
4. El protoplasma de la célula.
5. La membrana celular para salir de la célula. 6. Los espacios intercelulares.
7. La membrana basal.
8. El espacio intersticial.
9. La pared de los capilares sanguíneos y/o linfáticos.
Debido al carácter fosfolipídico de la membrana celular sólo las grasas y materiales liposolubles pueden atravesar la membrana libremente. Las sustancias hidrosolubles como los hidratos de carbono, por ejemplo, pasan libremente por los canalículos intercelulares, membrana banal, espacio intersticial y pared capilar, cuyos poros tienen un diámetro mayor que el tamaño molecular del agua y las sustancias hidrosolubles.
Las moléculas de agua y los iones inorgánicos son absorbidos de acuerdo con la gradiente de concentración, es decir, migran del lugar de mayor al de menor concentración. Por eso pasa, por ejemplo, el agua desde el lumen intestinal hacia el espacio intersticial, y luego a la sangre (el contenido intestinal es hipotónico, o sea, su concentración de agua es mayor en relación al líquido intersticial y al plasma). En el caso de que una solución en el lumen intestinal tenga mayor presión osmótica, es decir, que sea hipertónica, las sustancias disueltas migrarán, debido a la gradiente de concentraciones, desde el intestino hacia la sangre. Pero el agua debe migrar previamente de la sangre, (donde su concentración es mayor), al intestino, e igualar las concentraciones.
Dado que la diferencia de las presiones osmóticas es una de las fuerzas que regula la dinámica del intercambio de líquidos, para comprender el mecanismo de la absorción es indispensable conocer la magnitud de las presiones osmóticas que prevalecen en el lumen intestinal, en el espacio intersticial y en la sangre. Es importante recordar que la presión coloidosmótica del plasma sanguíneo es siempre superior a la del contenido intestinal. La presión sanguínea en los capilares de las vellosidades intestinales es relativamente alta, fluctuando alrededor de los 30 mm de Hg. La presión hidrostática intraluminal depende de la fuerza de las contracciones del intestino. En condiciones normales, mientras la intensidad de las contracciones no sobrepasa ciertos límites, la presión no es superior a los 10 mm de Hg.
En el intestino grueso, en el cual las contracciones son muy intensas, la presión hidrostática puede no sólo hacerse igual, sino superar a la presión capilar, produciendo así el paso de agua del lumen intestinal a la sangre. E1 volumen de agua reabsorbida es directamente proporcional a la diferencia de presiones entre el lumen intestinal y capilar arterial.
Se acepta actualmente que la absorción depende de la presión coloidoosmótica, siempre que la presión hidrostática del contenido intestinal es inferior a la presión coloidoosmótica de la sangre. En el paso de agua y el transporte de sustancias, influye también la gradiente de potencial electroquímico, dependiendo de la diferencia de concentraciones para las sustancias que carecen de carga eléctrica. Sin embargo, en algunos casos la absorción puede realizarse en contra de la gradiente de concentraciones. Además, se observa con cierta frecuencia que de dos sustancias con estructura similar y a igual concentración, se absorbe más rápidamente aquella cuyo peso molecular es mayor. Estos hechos hacen necesario admitir que la absorción intestinal no se realiza siempre de acuerdo con las gradientes de concentración, sino que en algunos casos participan procesos de transporte activo, que requieren energía.

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Lcda. en Enfermería. Msc.Gerencia de Salud Pública. Diplomatura en: Docencia, Metodología e Investigación, Nefrología y Salud Ocupacional. Actualmente Bacherlor y Master en Ciencias Gerenciales.